Acta Fundacional

Acta del 25 de agosto

En la ciudad de Asunción, a los 25 días del mes de agosto de 1.887, reunidos los ciudadanos que suscriben y a indicación del General Don Bernardino Caballero y proposición del Señor don José Segundo Decoud, resolvieron constituirse en agrupación política con el laudable objeto de ocuparse preferentemente de las cuestiones de interés público que interesan la prosperidad, el engrandecimiento y la felicidad de la patria, así como de propender  al afianzamiento de las libertades públicas consagradas por la carta fundacional de la República y con el fin de una forma conveniente a este pensamiento se procedió a nombrar una Comisión provisoria encargada de redactar el Programa y Estatutos de la Asociación. A moción del Señor Don G. Vera fueron electos por aclamación para componer dicha Comisión los Señores: B. Caballero, H. Uriarte, José G. Granada, Santiago Cardozo, Juan G. González,, José S. Decoud, Ángel Benítez, Juan C. Centurión, Remigio Mazó, Esteban Rojas, Miguel Alfaro, Guillermo de los Ríos, H. Carballo, Z. Samaniego y Jaime Peña.

 

En seguida el Señor H. Uriarte, manifestó la necesidad de nombrar un Presidente y Secretario provisorio para dirigir los trabajos conducentes a la organización definitiva de la asociación quedando electos los Señores: B. Caballero para Presidente y  Juan C. González como Secretario. Acto seguido se resolvió por aclamación de los presentes que la Asociación lleve el nombre “ASOCIACIÓN NACIONAL REPUBLICANA”. Con lo que terminó el acto firmando a continuación los ciudadanos presentes B. Caballero, Cantalicio Guerrero, Higinio Uriarte, Lorenzo Ortellado, Zacarías Samaniego, Dionisio Loizaga, Juan G. González, E. Rojas Ángel Benítez, Constantino B. Valiente,, José G. Vera, Juan C. Centurión, A. Saldívar,, Fernando Riquelme, Calixto Gill, Héctor Carballo, Félix de los Ríos, P. Ozcariz, Manuel Fleitas, M.G. Granada, Juan E. Silva, Marcos Riquelme, José M. Villamayor, Ángel Avalos, Andrés Escobar, Santiago Cardozo, Remigio Machain, M. Carmona, José S. Decoud, Juan Egusquiza, Juan Giménez,  José Bargas, P. Segovia, José R. Mazó, J. Moreno, F. Chamorro, Francisco Zorrilla, Félix González, A. Elizeche, M. Morínigo, José G. Granado, A. Zárate, Juan G. Granada, Antonio Cabrera, Juan J. Cardozo, Pedro A. González, Juan L. Arrua, Ángel Martínez, Jaime Peña, J. Bogarín, P. Zárate, Félix de los Ríos, Pedro P. Vázquez, Pedro Rojas, M. Godoy, R. Peña, C. Stuart, Gill Ramírez, J. E .A. Godoy, Pedro Fernández, Francisco Noce, Remigio Mazó, Ramón Encina, Alberto Samaniego, Rolón Troche, M. Viera, Joaquín González, F. Fleitas, Ramón Benítez, J. Andrés González, José Pedroso, Juan C. Torales, Gregorio Narváez, Lorenzo Pérez, B. Giménez,  B. Gómez, T. Alfaro, Blas Aquino, Miguel Alfaro, Higinio Céspedes, V. González, Pedro A. Vera, José D- Espinoza, Juan C. Meza, José L. Paez, Eduardo Colmán, Francisco Lamas, Tomás Aquino, Pedro Román.

 

Acta publicada en “La Nación”  del 27 de agosto de 1887 – año I. N° 174.. La reunión se llevó a cabo en el domicilio particular del Gral. Bernardino Caballero, calles Asunción esquina Loreto (actualmente Mariscal López y México).

Firmaron el Acta de Fundación de la Asociación Nacional Republicana 95 ciudadanos

Acta del 11 de septiembre

“En la Ciudad de Asunción, a los once días del mes setiembre de mil ochocientos y ochenta y siete, reunidos en Asamblea General los socios y los que se adhieren al patriótico pensamiento de la Asociación Nacional Republicana, a invitación de la Comisión Provisoria nombrada en la primera reunión del 25 de Agosto del mes próximo pasado, con el objeto de discutir y aprobar los Estatutos y el Programa confeccionados por dicha Comisión; abierta la sesión, y dada la lectura a de cada uno de los expresados documentos, fueron aprobados sucesivamente por aclamación y sin modificación alguna.

“En seguida y a moción del Señor Don Carlos Rojas, fueron propuestos y electos para componer la Junta Directiva los ciudadanos siguientes: Presidente: Bernardino Caballero; Vicepresidente 1º. José Segundo Decoud; Více Presidente 2º.  Higinio Uriarte; Secretario: Juan González; Pro Secretario: Remigio Mazó; Tesorero: Santiago Cardozo; Vocales: Miguel Alfaro, Angel Benítez, José González Granado, Juan C. Centurión, Zacarías Samaniego, José R. Mazó, Federico Muñoz, Juan de la Cruz de 1ª Jiménez, Germán Miranda Cantalicio Guerreros, Esteban Rojas, Miguel Viera, Félix de los Ríos y Jaime Peña.

“Acto contínuo se resolvió por aclamación que todos los socios presentes recorrieron en procesión cívica las calles Palma y Progreso hasta la quinta del General Don Bernardino Caballero, como una manifestación de la importancia de esta Asociación, y la popular y general aceptación del patriótico pensamiento que le sirve de credo y de norma para sus futuros trabajos políticos.

“Con lo que terminó el acto firmando a continuación todos los ciudadanos presentes.

“BERNARDINO CABALLERO, Presidente — JOSE S. DECOUD Vice Presidente 1º. – HIGINIO URIARTE, Vice Presidente 2º. – JUAN G. GONZALEZ, Secretario — REMIGIO MAZO, Pro Secretario –  SANTIAGO CARDOZO, Tesorero — Vocales: MIGUEL ALFARO – ANGEL BENITEZ – JOSE GONZALEZ GRANADO — JUAN C. CENTURION – ZACARIAS SAMANIEGO — JOSE R. MAZO — FE DERICO MUÑOZ — JUAN DE LA CRUZ GIMENEZ — GERMAN MIRANDA — CANTALICIO GUERREROS – ESTEBAN ROJAS – MIGUEL VIERA — FELIX DE LOS RIOS — JAIME PEÑA — Siguen las firmas”.

Manifiesto de la Asociación Nacional Republicana.
Dirigido en fecha 11 de Setiembre de 1887, al pueblo de la República.

“El Partido Nacional Republicano es una agrupación de ciudadanos, que animados de un sentimiento común, el de la prosperidad y engrandecimiento de la patria, dirigirá todos sus anhelos a hacer efectivos los grandes propósitos consignados en el bello preámbulo de la Constitución de la República.

“No nace nuestro partido obedeciendo a principios de afección pasajera y personal; ni tampoco data su existencia de ayer; cuando resolvimos constituirnos en asociación política. Los elementos que lo componen han mancomunado más de una vez sus fuerzas dispersas para mantener la bandera de los principios, a cuya sombra se han cobijado los buenos para defender la libertad, la justicia y el derecho. He ahí su gloriosa cuna en el pasado, he ahí su más legítimo timbre en el porvenir para aspirar al aprecio y simpatía sincera del noble y heroico pueblo paraguayo.

“Vinculados por tradiciones honrosas, confundidos en un sólo propósito para levantar el país de su penosa y prolongada postración, consagrados a las arduas tareas de una labor común para asegurar el bienestar general de la comunidad, no hay poder que pueda quebrantar la cadena de unión que nos liga, porque ella está afianzada por los deberes del compañerismo en la persistente lucha por el bien, está alimentada por los sentimientos de la misma fe y fortificada por los indisolubles lazos de la concordia y la la fraternidad.

“Nuestro programa se resume en dos palabras: paz y respeto a nuestras instituciones.

“El mantenimiento del orden y la tranquilidad pública que sólo se puede conseguir mediante el acatamiento del principio de autoridad basada en la justicia, es la causa más poderosa de los progresos que hemos conquistado en estos últimos tiempos. La paz interna es una necesidad imperiosa para desenvolver el comercio, la industria y la agricultura, como fuentes más preciosas de nuestra riqueza y prosperidad; la paz es una garantía efectiva para la seguridad, el trabajo y el capital, y es también uno de los baluartes de la libertad. Exceptuando los raros casos en que se justifican las revoluciones, las conmociones intestinas, siempre serán un peligro permanente para los intereses públicos bien entendidos y una amenaza a las libres instituciones.

“Al adoptar la forma de Gobierno republicano, hemos consagrado, en un sublime código los principios eternos que deben regirnos en nuestra organización política y allí están claramente enumerados los deberes y derechos del ciudadano. La Constitución es el sagrado decálogo de los pueblos libres: venerar este Evangelio político, cumplir estrictamente sus prescripciones, es amar y servir a la causa verdadera de la libertad, es rendir el más señalado servicio al país dando ejemplo elevado de virtud cívica y patriotismo.

“La soberanía popular es el gran fundamento de la República. El pueblo se ha reservado el derecho de designar los mandatarios que han de dirigir sus destinos elevando a los puestos públicos a ciudadanos honestos e idóneos, capaces de hacer su felicidad y de establecer en el país el reinado de la justicia y la moralidad política.
“Consecuente con este principio democrático que impone a cada ciudadano el deber de velar por la buena marcha de la administración y de defender las libertades públicas nos proponemos llevar a la representación aquellos que respondiendo a las ideas enunciadas, sean la expresión genuina de la voluntad popular, haciendo que predomine la opinión pública, antes que las influencias de elementos ilegítimos ejercidas por círculos de dudosa significación política, sin títulos ni antecedentes a la consideración pública.

“Para la consecución de estos propósitos mantendremos firme e inviolablemente la libertad del sufragio, de la palabra, de la prensa, de la reunión, como condiciones esenciales para asegurar el ejercicio tranquilo de los derechos políticos, en la esfera de la ley y el orden, para alcanzar a realizar la gran divisa —republicana— “el gobierno del pueblo por el pueblo”.
“Asegurar las conquistas del progreso, a que felizmente ha cooperado nuestro partido con decidida constancia y fe en el porvenir, promoviendo todas aquellas medidas que favorezcan al comercio, la agricultura y la inmigración; el planteamiento de nuevas industrias, la construcción de ferrocarriles y telégrafos; el mejoramiento de nuestra campaña por medio de leyes sabias y protectoras; y, finalmente, toda reforma que tienda a operar un cambio benéfico en nuestra situación económica y en el bienestar moral y material del pueblo, serán los objetos preferentes de nuestros trabajos, emprendidos ya con tan buen éxito en obsequio a los intereses públicos y dispuestos ahora más que nunca a proseguirlos con incontrastable voluntad.

“Agrupemos, pues, nuestras fuerzas para que unidos todos bajo una misma enseña podamos realizar las santas aspiraciones de nuestros programas, en bien del pueblo a cuyas filas nos honramos de permanecer, conservando en nuestra fe, pura e inextinguible, como grandiosa es la excelsa idea de la patria”.
Asunción, 11 de Setiembre de 1887.—

JUAN G. GONZALEZ  Secretario

BERNARDINO CABALLERO Presidente